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Detectar una caries a tiempo puede ahorrarnos muchos dolores de cabeza además de mucho dolor de dientes. La caries consiste en un proceso microbiológico infeccioso que provoca la disolución y destrucción de los tejidos calcificados del órgano dentario, ocasionando una cavidad en la superficie del esmalte que puede llegar a la dentina e incluso a la pulpa o parte vital del diente. La caries se origina cuando las bacterias de la placa dental metabolizan a los carbohidratos produciendo ácidos orgánicos, estos ácidos son los responsables de la desmineralización del esmalte y su disolución. Los microorganismos cariogénicos están organizados en la placa dental adheriéndose a su superficie, lo que les permite ser más resistentes y tener una gran capacidad de proliferación.

La caries puede avisar demasiado tarde

Generalmente las caries incipientes son indoloras e invisibles a una mirada general y poco experta. Sin embargo algunos síntomas que pueden indicar que en nuestra boca hay caries son las sensaciones molestas al consumir alimentos fríos, calientes o dulces. También algunas lesiones pueden ser detectables a la vista indicando la presencia de una caries. Una pérdida de la translucidez del esmalte, que conlleva un cambio de color, que puede ir del blanco tiza al marrón, podría ser el resultado de una caries que todavía no ha dado muestras de dolor.
Cualquiera de estos síntomas debe llevarnos a visitar a un profesional, que con la ayuda de técnicas no invasivas podrá detectar si la superficie del diente está blanda o si existen daños que no son visibles a simple vista por encontrarse en una fase muy incipiente o en zonas interproximales. Si las caries no se tratan a tiempo pueden llegar a afectar al nervio causando dolor. Sin tratamiento pueden causar abscesos dentales y destrucción de la pulpa o nervio requiriendo, en ese caso, la desvitalización del diente o su extracción en casos extremos.

La infancia: una etapa de riesgo

Por su inicio insidioso e indoloro puede ser difícil detectar la caries en la población infantil. Si tenemos en cuenta que esta es la población que más riesgo tiene de padecer caries por la falta de adquisición de hábitos de higiene y porque su dieta acostumbra a ser rica en azúcar, es fácil que la dentadura infantil sea más vulnerable a la caries. La Fundación Pere Tarrés en un estudio realizado en Catalunya reveló que el proceso evolutivo de la renovación dental se ha modificado y que muchos dientes de leche y definitivos nacen ya con caries, tanto por la mala alimentación como por la falta de higiene.
No hay que esperar a que nuestros hijos se quejen de dolor para llevarlos al dentista. Una serie de indicadores pueden revelar la presencia de una caries.

Que sienta molestias al comer helados, dulces u otros alimentos que antes consumía
Que haya variado la coloración de su esmalte
Que haya pérdida de esmalte

Como prevenirla

Por suerte, con unos buenos hábitos de higiene bucal y una dieta saludable, la caries no tiene porque atacar nuestros dientes. La higiene dental es una de las medidas preventivas más eficaces, ya que desorganiza la placa dentobacteriana permitiendo, tras su eliminación, que se forme una nueva capa orgánica constituida por proteínas salivares que actúan como barrera para impedir que los microorganismos colonicen las superficies dentales, aunque tras un breve período de tiempo, sí pueden adherirse determinadas bacterias. También el uso de flúor ayuda a su prevención, ya que refuerza la estructura del esmalte. Asimismo, una dieta baja en azúcares y rica en elementos anticariogénicos -como el queso o los alimentos fibrosos- que aumenten el flujo salival, también puede contribuir a evitar la aparición de la caries.
Todo ello sin olvidar los chequeos dentales de rutina, que permiten en la mayoría de los casos detectar las lesiones en su fase inicial y aplicar de entre una gran variedad de tratamientos, el más adecuado y menos invasivo para preservar el diente e impedir que la caries avance.

Te esperamos en nuestras clínicas de Mérida y Almendralejo.